Archivo mensual: diciembre 2013

Crónica de un expolio silencioso en España

Con la que está cayendo, nos toca -desgraciadamente- hacer también una entrada aquí en referencia a la situación política y cultural del país. Y es que de manera silenciosa y escalonada, se están poniendo a la venta obras que -aunque en su pasado y presente su discurso no esté en sintonía con las ideas de algunos- quizás deberían estar en nuestros museos.

LA CRUCIFIXIÓN_EL GRECO

‘La crucifixión’ de El Greco, vendida en Londres.

Una crucifixión de grandes dimensiones de El Greco, que un día perteneció al Museo Zuloaga de Zumaia (Guipúzcoa), se remata en Londres por cuatro millones de euros… Un soberbio rubens (Retrato de un caballero) encuentra, también en la capital británica, comprador por 3,8 millones… La colección de 45 piezas de arte contemporáneo en homenaje a Chillida, propiedad del conglomerado Urvasco y depositada en el Bellas Artes de Bilbao, se liquida Christie’s para enjugar las deudas contraídas con la Diputación Foral… Se vende la excelente colección de arte precolombino Barbier-Mueller depositada en Barcelona… Podrían ser los titulares de un boletín de noticias sobre la fuga silenciosa de patrimonio en España. Y también, la invitación a formular unas preguntas urgentes: ¿estamos perdiendo nuestros tesoros artísticos? ¿Hay dejación por parte de quienes están obligados a protegerlos?

Cada caso, cada colección, cada obra narra su propia historia, pero contadas juntas construyen una novela inquietante, con un innegable ingrediente en su trama: los fortísimos recortes en el Ministerio de Cultura esquilman las posibilidades de retener las obras. Sucedió en verano, cuando uno de los nietos de Zuloaga vendió en la sala Sotheby’s de Londres la Crucifixión de El Greco, que durante años se expuso en el museo dedicado al pintor en Zumaia. En España hay otros tres lienzos del artista de este tamaño y temática. Ancora —asociación destinada a proteger los bienes artísticos del País Vasco— puso el grito en el cielo. “Intentamos frenar la venta, fuimos a la Diputación [de quien depende el cuidado de ese patrimonio], pero no sabían nada. Luego nos enteramos de que Cultura le había concedido el permiso de exportación. Una pérdida lamentable”, apunta Alberto Fernández, de Ancora. ¿Por qué se consintió su salida?

Juan Antonio García Castro, director del Museo de El Greco, en Toledo, calcula que entre taller, seguidores, imitadores y obras autógrafas, el catálogo del pintor cretense oscila entre 300 y 400 piezas. Pero hay trabajos —como el que prepara Carmen Garrido, antigua restauradora del Prado— que dejan en solo 70 las piezas de las que hay certeza absoluta. Si hasta ahora los grecos eran valiosos, en el futuro lo serán más. Pero esta interpretación no caló en la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español del Ministerio de Cultura, que se encarga de dar el plácet a la salida de las obras.

El organismo autorizó la venta porque entendió que “era una obra de taller y la imagen era una de sus composiciones más repetidas”, justifica un miembro de la junta. Claro que el coleccionista que pagó 3.442.500 libras (4.053.902 euros) por la tela no pensó lo mismo. Tampoco García Castro: “Ojalá el Estado la hubiera comprado para el museo”.

‘Retrato de un caballero’ de Rubens.

La historia se repitió recientemente con Retrato de un caballero, de Rubens (1577-1640). Un pequeño pero soberbio óleo influido por Velázquez que formaba parte de la colección de Fórum Filatélico y salía a la venta para ayudar a resarcir a los estafados por el fraude de los sellos. Era impensable que el Estado no ejerciera la opción de compra o al menos denegara a la tela su salida del país.  Pero no lo hizo, y permitió que se subastara en Sotheby’s Londres. El cuadro pasó de un precio de salida de 477.700 euros a rematarse por 3.818.320 euros.

Justo es reconocer que la obra la adquirió Fórum Filatélico en el extranjero, por lo que el propietario puede reexportarla en cualquier momento. El vendedor (el organismo concursal) se amparó en una ley de hace 28 años. Una regulación que daba estas facilidades con el objetivo de fomentar el coleccionismo en una España en la que este era una rareza. ¿Resultado? Otra pieza perdida.

Porque el gran arma para evitar la merma del patrimonio es la legislación. Una normativa estricta que, al menos, bloquee la salida de piezas cuando no hay, como ahora, dinero público para comprarlas. Tanto es así, que en 2013 Cultura no ha adquirido ninguna obra en subasta en el extranjero. Ahí fuera tiene que competir con el resto de pujadores y carece de derecho de tanteo (compra preferente). La última adquisición de cierto empaque data de 2011 y fue un conjunto de 42 vistas de ciudades de Genaro Pérez Villaamil procedentes de la colección del Duque de Claredon.

Cultura cuenta con un presupuesto para adquisiciones un 85% menor al de los tiempos del boom económico. Este año, la Junta de Calificación de Bienes ha tramitado la exportación de 14.277 objetos artísticos de los cuales se denegó la salida del país solo a 68 (0,48% del total). Sobre ese número, 34 se adquirieron, 11 fueron autorizados a salir posteriormente —en una segunda ronda de estudio— y 23 no se compraron. Estos últimos, cuya exportación se bloquea, “son los imprescindibles para nuestro patrimonio”, puntualiza un representante del organismo público de valoración.

Pese a los indicios, Dalia Padilla, directora de Christie’s en Madrid, recuerda que “las leyes [de exportación] son muy claras”. España tiene una normativa similar a la francesa y la italiana (las obras de más de 100 años deben solicitar permiso de exportación así como todos los bienes incluidos en el Inventario General). El espíritu de la ley se aparta del modelo inglés. “Cuánto más restrictiva sea una normativa más mercado negro provocará”, advierte el coleccionista Juan Várez.

De los 14.277 objetos examinados este año solo se denegó la salida del país de 68

Pero ese laissez faire, laissez passer también produce sus monstruos. Estos meses vuela hacia Catar el óleo Niño con paloma, de Picasso, uno de los iconos de la londinense National Gallery, que durante 30 años colgó de sus paredes. Propiedad de la familia galesa Aberconway, sus miembros lo pusieron a la venta, de forma privada, en 2012 en Christie’s. Hasta abril de este año el museo británico intentó —gracias a una prohibición temporal de exportación— conseguir fondos públicos para impedir su salida de Inglaterra. No lo consiguió y tuvo que levantar el veto. Lord Inglewood, que se movilizó para lograr el dinero, calificó la pérdida de la tela, adquirida por el emirato catarí, como «una gran vergüenza».

Por eso hay que tomar precauciones. Tendemos a asociar el expolio en el arte solo con la pintura, y es necesario mirar más allá: hacia el suelo y la mar. España tiene uno de los mayores patrimonios arqueológicos del mundo tanto en tierra como sumergido. Casos como el del Odyssey, y las 595.000 monedas de oro y plata extraídas ilegalmente del buque Nuestra Señora de las Mercedes, o el expolio de los cascos celtíberos de Aranda de Moncayo nos lo recuerdan. Pero también la pérdida de la colección —313 piezas— de arte precolombino Barbier-Mueller, que durante 15 años se expuso en el Palacio Nadal de Barcelona y que la familia vendió en marzo pasado en Sotheby’s. Es cierto que nunca fue patrimonio de la ciudad, porque estaba alquilada a su propietario. Sin embargo también lo es que en su día el Estado la intentó comprar, aunque «lo hinchado del precio, las sombras sobre la procedencia de algunas piezas y las condiciones de exposición dieron al traste con la idea», recuerda Félix Jiménez Villalba, subdirector del Museo de América de Madrid.

Desde luego, esta pérdida no solo afecta a los tiempos precolombinos sino, también, a los actuales. Tanto es así que la crisis se llevó por delante el pasado verano la colección del grupo inmobiliario Urvasco, que fue liquidada por completo en la sala londinense de Christie’s para enjugar las deudas contraídas con la Diputación Foral de Vizcaya. El corpus de 45 obras (Anish Kapoor, Cy Twombly, Georg Baselitz, Richard Serra…) componía la colección Homenaje a Chillida, creada como tributo al escultor tras su muerte en 2002, y se hallaba depositada en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. El conjunto de piezas fue ofrecido como dación a la institución autonómica; sin embargo lo rechazó. «Nunca deberían haber salido de aquí. Nunca se volverá a reunir una colección igual», se lamenta Pedro Carreras, galerista bilbaíno responsable de atesorar las obras. «Pero con la crisis… La Diputación prefería antes cualquier cantidad de dinero».

Sea como sea, advierten los expertos, esta novela no solo puede estar formada por normas y números. “Todos tenemos una responsabilidad con el futuro. Hay demasiada obra que se está yendo”, admite Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía. “Y no solo es lo que perdemos sino lo que podríamos haber tenido y ya no tendremos. Es un problema grave. Y no es una cuestión de dinero, sino de actitud. Si quieres que las obras se queden puedes comprar promoviendo la dación [pagar impuestos mediante piezas]”.

Para eso hace falta sensibilidad y una actitud distinta ante la evidencia de que España tiene un problema de conservación de su patrimonio. El catedrático Francisco Calvo Serraller pone un ejemplo sangrante: “La salida del constable fue un disparate político”. Se refiere a la venta de La esclusa, una de las joyas de la colección Thyssen, que Carmen Cervera vendió por “falta de liquidez”. Consiguió 28 millones. Pero lo grave, paradójicamente, se halla, a juicio del experto, en la infinidad de familias españolas que atesoran obras desde hace generaciones y no lo comunican. “El 90% de nuestro patrimonio está sin declarar. No tenemos ni idea de lo que hemos perdido, ni de lo que estamos perdiendo. Cualquiera puede sacar piezas de la forma más impune en el espacio Schengen”, avisa Calvo Serraller.

Este expolio cotidiano se refugia en una Europa sin controles fronterizos, una legislación que en caso de expolio, como tal, aplica como máximo una condena de tres años de cárcel —“sería deseable la creación de un delito específico que lo tipifique y el agravamiento de las penas”, analiza David Velázquez, socio de Penal del bufete Cuatrecasas— y una regulación que asfixia al arte y sus aledaños. “¿Qué aliciente tiene declarar el patrimonio?”, se interroga Calvo Serraller. El mercado español resulta tan pequeño que cualquier familia preferirá vender en Londres o Nueva York antes que en Madrid, ya que el precio que logrará será superior.

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Art Killers

Art Killers, una película de Àlam Raja. Fuente: Art Killers

Synopsis: Van Gogh worth $43 million dollars is sliced with a knife by a woman in broad daylight. A senior museum-goer approaches a Rembrandt worth an estimated $169 million and sprays it with sulphuric acid. Are the people who commit these acts simply insane or are there deeper motivations to their actions?

ART KILLERS digs into the covert world of contemporary iconoclasm to reveal a largely unknown kind of criminals: apparently harmless men and women who sneak in museums and pull out a knife, a syringe of sulphuric acid or even a tube of lipstick to destroy a piece of art.

What motivates art destruction in today’s society? Vandals, activists, artists in their own way… Who are these criminals? How is the legal system treating them? And how are their disturbing actions affecting the art world?

Museums all apply a code of silence when it comes to art destruction. While they pretend this is the best way to avoid offering attention-seeking vandals fame and media attention, we will discover that this is also a way to avoid criticism on their all-but-neutral politics. Museums, curators, art collectors and auction houses have altogether engineered an industry of gigantic proportions, transforming the art into a powerful global currency.

Beyond exploring the motives and modus operandi of modern art destruction, ART KILLERS offers a critical look at the monetization of art and a powerful analysis of the mechanisms of this multibillion-dollar trade.

Through the staggering testimonies of artists, curators, auctioneers and art killers themselves, this documentary takes us behind the scenes to unveil a shocking fact: the actual art killers may not be the ones holding the smoking gun.

ART_KILLERS

Gracias a Ingrid Guardiola por el pase.

El secuestro de ‘El sireno’ del Puerto Viejo de Algorta

La desaparición de la obra, tachada de «acto vandálico» por el Ayuntamiento, ha sido reivindicada por tres encapuchados en un vídeo colgado en YouTube

 

La Policía local de Getxo ha abierto una investigación para detener a los responsables de la desaparición del ‘Sireno’, la fotografía que desde hace tres años adornaba el muelle del Puerto Viejo de Algorta. En el espacio que ocupaba la obra, echada a faltar en la madrugada del pasado domingo, luce ahora una misteriosa interrogación realizada con pintura blanca. La acción fue reivindicada a primera hora de la tarde de ayer por tres jóvenes encapuchados en un vídeo colgado en YouTube. El montaje audiovisual, que lleva por título ‘¿Dónde está el Sireno?’, cuenta con una escenografía yidahista, que remite también a los tiempos de actividad de ETA. El centro de la imagen está ocupado por una joven que esconde su faz bajo un pañuelo blanco, escoltada a ambos lados por dos personas que también cubren sus rostros, de pie y con sendas pistolas de agua y frutas a modo de parafernalia militar.

Con la imagen del ‘secuestrado’ -tumbado y apoyado sobre una pared como telón de fondo-, dicen haber actuado movidos por la necesidad de «poner sobre la mesa el tan necesario debate sobre el Plan General de Ordenación Urbana (de Getxo) que se resolverá en los próximos meses». Justifican la sustracción por la falta de «recursos para poder sacar a la luz nuestras demandas», algo por lo que se podrían enfrentar a «dos años de cárcel», según avanzan ellos mismos en su alocución.

La mujer desgrana en un tono de voz monocorde sus exigencias para ‘liberar’ la obra de arte, de tres metros de altura. Pasan por que, «en el plazo de quince días», el Consistorio haga público un compromiso «de no construir nuevas viviendas, naves industriales, ni carreteras mientras en el municipio haya viviendas desocupadas y naves sin utilizar». Además, exigen el reparto de «mil retoños de árboles autóctonos» entre el vecindario, en sendos actos que deberán tener lugar en las plazas de Telletxe, en Algorta, y Ajedrez, en Las Arenas.

A partir de este punto, y a lo largo de cinco minutos, repasan la situación de la localidad, «inmersa en un proceso de mercantilización sin precedentes, obsesionada en vender una imagen de lo que no es». Por último, realizan una alusión directa al alcalde, Imanol Landa, y a varios integrantes del equipo de gobierno: «Josu Loroño, Joseba Arregi, Koldo Iturbe… Vuestras corbatas no son más que nudos alrededor de vuestros cuellos. Tal vez acabéis ahogándoos en vuestro propio cemento».

Mutismo municipal

Durante la tarde de ayer, y pese a reiterados intentos por parte de EL CORREO, fue imposible recabar la versión del Ayuntamiento ante este vídeo. Fuentes municipales se remitieron a una nota de prensa hecha pública antes de la difusión de la grabación por las redes sociales. En el escrito, y «a la espera de esclarecer los hechos», califican la desaparición de la obra de «acto vandálico en contra de la cultura y de una novedosa iniciativa en la que se combinaron diferentes expresiones artísticas».

Al mismo tiempo, la Administración local reitera su «compromiso y apuesta» por este tipo de arte y adelanta que «trataremos de que dicha figura vuelva a ocupar su lugar en el muelle del Puerto Viejo». Todo ello, a expensas de que la investigación abierta por la guardia urbana sirva para recuperar la imagen del artista argentino Marcos López.

Los que sí se mostraron más locuaces fueron los partidos de la oposición municipal. El concejal del PP Eduardo Andrade considera que «no son formas de protestar, y no compartimos en absoluto ese tipo de actitudes». A su juicio, existen otros cauces para canalizar el malestar vecinal. «Nosotros siempre hemos estado abiertos a escuchar a los vecinos y transmitir sus quejas al equipo de gobierno», recuerda.

Desde EH Bildu, aseguraron que, más allá de las opiniones contrarias o favorables al ‘Sireno’, «esperamos que esta obra sea devuelta». La coalición soberanista, que enmarcó la desaparición en un contexto de «discusión artística y social», defiende que «los planes y proyectos que son importantes en el futuro de Getxo tienen que ser consensuados de una manera natural y democrática». A su vez, el portavoz socialista, Luis Almansa, restó importancia a los hechos, aunque tachó el robo de «broma de mal gusto, inadmisible, que no es otra cosa que un acto de vandalismo».

El ‘Sireno’ es una fotografía seleccionada en el concurso internacional de Getxophoto. Tras su exhibición, fue adquirida de forma temporal en 2011 por el Ayuntamiento.

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Joaquín Torres-García y la monja franciscana

Joaquín Torres-García: Historia de mi vida.

     Las tales monjas eran franciscanas y Torres-García debió pintar, por esto, la historia mística y real de San Francisco. El tema se adaptaba perfectamente a su temperamento y aun a sus sentimientos de aquel momento. Por esto, entrando en la vida del santo, trató de interpretarla paso a paso y realizó una composición que pretendía abarcarla toda por completo. (…) Terminada que fue la obra, tuvo el gusto de oir de la monjita que la pintura no era de su agrado pero que si él había hecho todo lo que había podido, nadie tenía derecho a exigirle más. Y se fue.

       Hay que decir ahora que la monja en cuestión también pintaba y que seguramente ella había tenido la idea de decorar “su” Iglesia. Y eso fue. Porque pasado cierto tiempo sobre las pinturas de Torres-García aparecieron otras hechas por mano de la referida, que con su pasiva resistencia triunfó al fin. Pues no le valió a Torres-García que allí fuese Gaudí para defenderle y también el poeta Maragall y el pintor Juan Llimona y otros. Pudo más la voluntad de aquella mujer. ¡Y qué pinturas hizo! Tomadas de estampas de esas que los curas dan a los niños, con mucha nube, oro y lirios, todo muy dulce y monjil.

      Así irá pintando Torres-García y otros destruyendo, como ya veremos.

Joaquín Torres-García: Historia de mi vida. Montevideo, Ed. Arca S.R.L., 2000.

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Torres-García dibujado por Ramon Casas.

Esta entrada tiene algo que ver con un famoso asunto que ya hemos tratado aquí: Visitantes del Ecce Homo de la Iglesia de la Misericordia (Borja, Zaragoza).

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Perro de madera, juguete de Torres-García.

Vídeo: Grandes Personalidades del Ateneo: Joaquín Torres García.